Día 10 Ficco 2008

Gummo (Dir. Harmony Korine, 1997)
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No quiero plagiar a nadie. Ni tampoco soy muy bueno con las citas. Pero una que sin duda atrapo mi atención mucho tiempo después de haberla leído fue una correspondiente a un crítico de cine español, de nombre Antonio Gasset. Temiendo errarle, afirmaba que en sus epocas más optimistas creía que su generación estaba condenada, era mediocre y sin objetivos. Ahora cree que todas lo son.

La decadencia de toda la civilización occidental es un tema que se expande en en muchas artes. Literatura que poco a poco se ha establecido como una de las predilectas para ciertos circulos. Música que se sensibiliza y se escandaliza por los eventos actuales. Prensa con poco alcance pero mucho contenido. Y el cine, una de las ventanas que más inconformidades puede mostrar.


Harmony Korine dio el salto a la fama junto con Larry Clark y su cinta Kids del 95. Su primer cinta como director es Gummo, programada en la retrospectiva de Korine como director.



Ohio. La pequeña ciudad de Xenia nunca se recupero ni economica ni moralmente de un tornado que destruyo casi todo el pueblo. En el pueblo, seguimos la rutina de dos amigos, Solomon y Tummler. Dos vagabundos dedicados a matar gatos para venderselos a un dueño de un restaurante, oler pegamento, escuchar metal y socializar con un grupo de personas que deambulan entre la indiferencia, la fatalidad, el estancamiento. La destrucción de la personalidad y la falta de interes por la vida se muestra en cada personaje por el que ambos amigos/compañeros cruzan camino. Un hombre que prostituye a su esposa, tres hermanas que practican sus bailes para entrar a un club de bailarinas, un enano de raza negra y su compañero depresivo gay. La mama de Solomon sin el entendimiento de criar a un hijo.


Todo esto narrado como postales, imagenes que no parecen tener mucho sentido, secuencia o lógica narrativa. En un momento somos testigos del asesinato de un gato, en otro de un par de niños por debajo de los 10 años presumiendo un vocabulario de cantina, disparandole a un niño que pasea por la ciudad en patineta, con unas enormes orejas de conejo (que por cierto musicaliza unas secuencias con un acordeon)


La carencia de ideas se sustituye con la pasarela de secuencias sin orden ni sentido, que de alguna manera compensa la idea original. El sin-sentido de la vida que pesa sobre todos. La falta de convivencia, de contacto con nuestros semejantes. El alejamiento de valores que en realidad nunca encontraron un fundamento que conveciera a muchas generaciones desde su formación.


Si Korine podría mostrarse como algo más que una llamarada, esta era su oportunidad. Aunque se trata de una cinta con casi diez años de antiguedad, hay algo conceptual y llamativo de la trama. La condena que se paga por evadir los temas importantes. Lástima que todo se sienta provocativo y falso, en una cinta que al final, poco o nada revela.

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