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Redbelt





Es muy probable que en la vida de cualquier persona, su record personal almacene más derrotas que victorias. Las expectativas se enfocan en el resultado, de ahí que no siempre son los favorables, óptimos o deseados. En realidad, uno no puede sentirse culpable si la batalla se emprendió bien. El deporte es competitivo por entendimiento, por costumbre. Y aunque coincido con el lema Lombardi, también las primeras enseñanzas que los buenos entrenadores dan son “caerse esta permitido, levantarse es obligatorio

Ese lema lo explota de manera muy correcta el siempre efectivo David Mamet. Una permanente referencia y casi una escuela para cualquier aspirante, estudiante y maestro de guionismo, Mamet siempre se ha destacado por la constancia de sus historias y la solvencia con la que se resuelven (bueno, hasta su guión de Ronin lo demostraba) Aunque el cine es ficción, por naturaleza uno siempre desea encontrar respuestas, revelaciones y sobre todo cercanía. Mamet no se preocupa por conseguir esa cercanía más de lo que se preocupa con su propia coherencia. Novelista, dramaturgo, director, su mayor característica es el dominio cabal que tiene del lenguaje. Nadie como él para hacer de una sola palabra, una sola frase, toda una propuesta. Ese profundo conocimiento de la palabra como arma, como creación, como emoción, solo se puede conseguir cuando se sufren reveses. Su última cinta esta llena de ellos, pero la batalla es la que importa.

En Redbelt, Mamet narra la historia de Mike Terry (Chiwetel Ejiofor) un respetado maestro de jiu-jitsu, cinta negra, veterano de guerra, que mantiene con muchos esfuerzos la pequeña academia que ha levantado. No solo trata de enseñar las llaves, las salidas, las contingencias, Terry procura enseñarles que esas herramientas no sirven de nada, si la persona que las ejecuta nos las entiende, no las examina, no las controla. Él nunca ha participado en combate alguno, respeta el arte por lo que le provoca, por lo honorable. Su alumno más apreciado, un policía con problemas económicos, no manifiesta esa calma necesaria y de inmediato se enfrasca en un problema con una abogada dependiente de anti-depresivos, dentro de la academia. El incidente parecería no llevar a más, sin embargo Mamet armoniza ese pequeño detalle, con los resultados que se darán eventualmente en la historia. Terry se cruzará posteriormente con una estrella de acción en Hollywood y un promotor de combates televisados, quienes al final provocaran que se enfrente a sus propias convicciones.




Poca gente sabe que Mamet es un profundo admirador de este arte marcial brasileño, del cual, por cierto, es un responsable practicante. Y así como las Mixed Martial Arts han tenido una reciente popularidad, Mamet no trata de reivindicar ese gusto de las nuevas generaciones. La clave del jiu-jitsu, la lucha en el suelo, es controlar las emociones, entender la posición y respirar. Respirar permite tomar mejores decisiones. La reflexión de un duelo de jiu-jitsu con la vida real, va de la mano con las situaciones de Terry:

El reto inicial, vencer el propio miedo. El encuentro, el primer contacto: en el cual Terry tiene no solo que convencer a su esposa (la bella Alice Braga), se tiene que convencer de que lo que hace es lo correcto.

Después se da la identificación de las fortalezas y debilidades del oponente: al momento de entablar una amistad/enseñanza con la paranoica abogada (Emily Mortimer). El momentáneo sentido de la sumisión, de la victoria vía el descuido del rival: Terry adentrándose en la vida de la estrella de cine y el apoyo del promotor.

El error que provoca esa confianza: al verse traicionado por todo lo que le rodea. Para pasar al último esfuerzo, el último respiro, el último intento. Ese aliento final determina el resultado, la victoria, la derrota, la emoción y la lesión. En ese mejor momento, en ese mejor ejemplo, Mamet decide (o lo decidió desde un inicio) que el resultado no es lo importante, no es el mérito último. Lo más importante es haber llegado, haber luchado, haberse levantado. Haber escapado del candado, del arm-lock, del triangulo.

Los personajes intercambian experiencias, frustraciones e interrogantes. Las últimas no son contestadas, son interpretadas. Y en esa interpretación, Mamet no da mucho espacio para la duda.





Redbelt (2008)
Dirección y guión: David Mamet
Actuan: Chiwetel Ejiofor, Alice Braga, Emily Mortimer, Tim Allen, Joe Mantegna

LA ETAPA AUTODESTRUCTIVA


extraído de:
http://www.kravmaga.es/es/krav-maga/

El Krav Maga (que significa en el idioma hebreo "combate cuerpo a cuerpo") es el sistema oficial de combate y defensa personal usado por las fuerzas de defensa de Israel (I.D.F.), policía israelí, y servicios de seguridad, y en numerosas fuerzas de la ley de Estados Unidos.
Este estilo ha nacido en el siglo XX, es un sistema de defensa actual, no está pensado para una sociedad de campesinos que tienen que defenderse sin armas, en una cultura de extremo oriente, y en la edad media, sino que todas las técnicas, movimientos y combinaciones han sido desarrolladas pensando en necesidades actuales.


También debemos tener en cuenta que se creó en una sociedad y en un país en que la violencia forma parte de la vida, más que en otras culturas, por lo que necesariamente el sistema tiene que ser sencillo y con la máxima efectividad.
El Krav Maga está dividido en dos partes principales: Defensa personal, y combate cuerpo a cuerpo.


El Krav Maga como defensa personal:
La defensa personal es el fundamento del Krav Maga. Los estudiantes aprenden a defenderse frente a situaciones hostiles, a evitar ataques, y a librarse rápidamente de su asaltante.
En este estilo se incorporan defensas contra una amplia y variada gama de actos agresivos que puedan provenir de un atacante, tales como puñetazos, patadas, estrangulaciones, agarres, así como defensas contra varios atacantes y atacantes armados con armas blancas, armas de fuego, u objetos contundentes.

El Krav Maga como combate cuerpo a cuerpo:
El combate cuerpo a cuerpo constituye una fase más avanzada del Krav Maga que enseña cómo neutralizar a un oponente rápida y efectivamente.
Engloba elementos relacionados con la concepción actual del combate: Tácticas, fintas, combinaciones poderosas de diferentes ataques, aspectos psicológicos del combate, y aprender a usar los elementos que rodean al practicante de Krav Maga en un lugar concreto para buscar su ventaja.
Este combate no tiene su aspecto deportivo porque no hay reglas, lo que podría hacer ciertamente peligrosa una competición de este tipo.
La naturaleza letal del Krav Maga simula la situación de la vida real. Enseña a los practicantes cómo salvar su vida y cómo salir ileso de actuaciones violentas en la calle. Para ser efectivo, no puede incluir reglas ni limitaciones, no hay competiciones deportivas por que está pensado para su empleo en combates reales. Todo vale para defenderse y repeler una agresión.

Los principios básicos

La respuesta a la agresión debe ser adecuada a las circunstancias del ataque, evitando una lesión innecesaria.
Hay que emplear cualquier elemento o instrumento disponible en las cercanías para la defensa. En la defensa personal es de gran importancia el empleo de los objetos cotidianos que la persona que resulta agredida puede portar consigo o que estén situados cerca de éste. Todo puede ser un arma: Un bolígrafo, un teléfono móvil, un puñado de monedas, un paraguas, un llavero, ... Usar tales armas para la defensa, pensando en las mismas como una prolongación del cuerpo, puede incrementar la eficacia de la acción defensiva y del contraataque, y será mas fácil frustrar una agresión o varios atacantes.
No hay reglas, todo vale. El practicante de Krav Maga no está limitado por reglas y empleará para la defensa cualquier recurso (incluso gritar, escupir, fingir pánico).


Eso de fingir pánico es muy divertido... en serio.
A practicarlo