The Grapes of Death



Algo seguro parece decir. Cuando el entorno este rodeado por zombies, el mayor peligro aparece cuando se encuentra a los humanos sobrevivientes. Elizabeth corría “alrededor” de la villa con los seres putrefactos, de un lado a otro, tropezando con ellos, esperando que se reunieran y tratando de encontrar una salida. En ese momento, con los engendros pisándole los talones, una mujer sin rastros de infección la rescata y se ofrece para acompañarla a la salida del lugar. Ahí empieza el verdadero problema.

Jean Michel Rollin es el director de Les Raisins de la Mort (mejor conocida como The Grapes of Death), cinta que por muchos años se consideró una ventajosa copia europea de la obra de George A. Romero, Night of the Living Dead. Elizabeth y Brigitte viajan a bordo de un tren hacia el sur de Francia cuando son atacadas por un hombre en plena descomposición, sin visible motivación. Brigitte es asesinada pero Elizabeth logra escapar del tren y acabar en una villa desolada, cuyos habitantes parecen haber contagiado una enfermedad que los convierte en asesinos psicópatas cuyos cuerpos se degradan rápidamente.

Rollin cuenta que de niño, su madre lo llevo a una sala donde el póster anunciaba que exhibían un western. Una confusión (el póster mostraba la cartelera de una semana después) lo acerco al tópico que llevaría a su expresión cinematográfica característica. La doble función exhibía una cinta de Frankenstein y la otra de Drácula. Rollin siempre percibió el sensualismo del vampiro y lo llevo a un extremo que probablemente solo él comprendía. De tal forma, su primer cinta Le Viol du vampire (The Rape of the Vampire) recibió toda clase de criticas, abucheos y hasta verduras que le llovieron a la pantalla. Rollin, por supuesto, sucumbió pero no se rindió. Recorriendo dos claros caminos, el cine de horror y el cine pornográfico, trato de juntar ambos mundos en un solo género, el cual por años se conoció como French X-Rated. No importaba si eran vampiros, colegialas o pobladores poseídos, siempre encontraba un espacio para derrochar el erotismo y la violencia como un solo escenario.

No es de extrañar entonces que el personaje más confuso e intimidante de la cinta sea protagonizado por la estrella porno Brigitte Lahaie, evidenciando que hay algo de seducción entre tanta destrucción. Elizabeth busca salir de ese lugar, la desesperación le invade por el deseo de reunirse con su prometido, supervisor de un viñedo que aparentemente es la causa de la deformación de los pobladores. El término zombie no es necesariamente correcto. Aunque las características tienen más de una similitud, los pobladores enfermos aún luchan por esa vaga sensación de consciencia y de pertenencia. Aun se recuerdan humanos, aun tienen sentimientos de amor hacia sus prójimos y aun luchan por reprimir esos repentinos ataques de locura (algunos hasta ayuda piden) Pero la naturaleza del contagio es brutal y ni siquiera un poblador puede detenerse de decapitar a la mujer que ama.

Es indudable destacar las notables fallas en todo el relato. Rolle nunca destaco por interesarse en la historia, los diálogos ni las situaciones, más bien entrega su esfuerzo en la puesta en imágenes que en varios puntos es destacada. No es de extrañar, quizá debido a eso mismo, que la película haya envejecido terriblemente y que descubrirla en estos tiempos parece un retroceso. Sin embargo, el proyecto es demasiado divertido y elegante como para pasar desapercibido, no importa el recorrido que tenga y las cicatrices que obtuvo en el trayecto.


The Grapes of Death (1978)

Dir. Jean Rollin.
Guión: Christian Meunier
Con: Marie George Pascal, Serge Marquand, Patricia Cartier, Brigitte Lahaie

6 comentarios:

Joel Meza dijo...

... y yo la quiero ver.

Josafat M. dijo...

Me too!

Möbius el Crononauta dijo...

¡Curiosa!

Joel Meza dijo...

De hecho estuve a punto de decir: "el tipo de película para Josafat."

Jorge - cinenovedades dijo...

La verdad que no la conocía pero al ser algo similar a "Night of the livind dead", debe valer la pena un visionado.
Saludos!

adayin dijo...

Vale mucho la pena. En serio. Una curiosidad muy placentera.

Aunque debo reconocer que se nota gastadisima y hasta risible. Pero el amor que Rollin le imprime se nota en cada cuadro. Y el final es muy decente

saludos a todos