Dave

Los estudios acerca del ser humano y sus comportamientos no son gratuitos, aunque por momentos son rebasados por sus propias aspiraciones y quedan encallados como sobrevalorados. El conocimiento es el elemento que más poder otroga, un poder que no es comprendido y aquel portador tiene que ser rechazado y atacado, especialmente antes de que pueda atacar a uno.

En realidad uno tendría que entender que lo importante de cualquier experiencia y búsqueda humana no es el resultado, es el proceso, los caminos que llevan a una persona a su inicial meta.

Esto probablemente nada tiene que ver con la idea de postear lo siguiente. O tal vez si. Sin duda muchos bateristas que ahora mismo practican en el garaje o en un cuarto alejado del resto de la casa (que puede cubrir más el ruido) lo harán mejor. Serán más veloces, más desmedidos. Canalizaran diferentes sentimientos en su instrumento y una bestia que ni ellos conocen toma el control de las acciones. No dudo que hay alguien que la hace con más furia. Eso no minimiza, ni tampoco lo eleva.

En esa búsqueda de perfección, a veces uno encuentra algo que no esperaba. El video a continuación tiene casi dos años de existir y miles lo han visto. El protagonista es aquel que muchos consideran el mejor baterista vivo de los últimos años. La base de ese razonamiento estará en la mente de quien así lo considere. Aún así, hay que respetar al maestro y a una de las leyendas. Mr. Dave Lombardo, baterista de Slayer, en una clínica tocando Raining Blood. La practica contribuye pero Lombardo no solo es ídolo, considerado (semi)Dios, venerado, referenciado, influyente, creativo. Es de tal precisión que no entendemos como llego al objetivo. Como ha sido una de las pocas personas que sí llego a su meta. Vamos, es tal la perfección que es demasiado tarde como para sentir envidia. Funcionaría si fuera solo la batería la que se escucha:

7 excusas


Cuando uno vuelve a revisar una cinta en la televisión, doblada y con comerciales sin encontrar un solo pero o alguna justificación para hacer otra cosa, puede implicar dos cosas: no se tiene nada más que hacer o es muy fan de la cinta. Si da la casualidad que son ambas razones las que aplica, pues lo conveniente es inclinarse por la más favorable.

Reconozco, y con cierto orgullo, que soy muy fan de Dodgeball (Thurber, 2004) No puedo resistirme a semejante babosada y la repito cada vez que la encuentro en la televisión o el dvd esta mal puesto. No son justificaciones, son solo siete explicaciones de porque uno se considera muy fan de esta:

1. In some cultures, they only eat vomit”, es poco usual ver a Ben Stiller en el papel de villano. La costumbre lo ubica como el perdedor por excelencia con gran corazón y mucha perseverancia. Su villano White es un arremedo de los peores villanos, con las características más inofensivas y los insultos más estúpidos.

2. ADAA, o lo que es lo mismo, American Dodgeball Asociation of America. Hay que incluir también a ESPN 8, The Ocho, con sus destacadas transmisiones de “casi” deportes.

3. “If you can dodge traffic, you can dodge ball”, “dodge, duck, dip, dive, dodge”. Rip Torn. Tiene su propia tarjeta coleccionable clásica. Tiene su propio video introductorio. Y por supuesto, bebe su propia orina. Hubiera pagado por ver a Patches O’Houlihan lanzando otra llave de tuercas, como el gag físico de Bob Patillo en Los Simpson, sigue siendo divertido con cada repetición.

4. “I… like unicorns”, con cada frase, los personajes se descubren más y la ridiculización va de extremo a extremo. El más ridículo de los ridículos, el más estúpido de los estúpidos, el más afeminado de los afeminados. Aunque ese extremo permite que lo más obvio resulte sorpresivo (la tendencia homosexual del macho White o de la delicada Kate)

5. “Ouchtown, population you, bro!”, pocos pueden negar las ganas de jugar un torneo tan banal, poco demandante y bastante violento. La cantidad de golpes con un balón pueden resistir los participantes y la maximización del impacto provoca el doloroso y divertido reconocimiento que nos gusta el daño físico.

6. “We’re better than you… and we know it”, y esa es la propuesta básica y elemental de la cinta. Una burla de los involucrados, hacia ellos y hacia el espectador, de ser capaces de tomar una premisa en apariencia ridícula, simplona y convertirla en una de las cintas escatológicas (y bien babosas) más divertidas de los últimos años

7. “Fuckin’ Chuck Norris”, la apropiada y afortunada participación de cameos que se muestran. David Hasselhoff, Hank Azaria, William Shatner, Jason Bateman (jajaja, Pepper Brooks) Lance Armstrong y por supuesto Chuck Norris con el pulgar en alto. Memorable


Update... Sherlock Holmes & V


Nunca fui muy seguidor del inspector creado por Arthur Conan Doyle. Sin embargo lo que pude revisar siempre lo encontré entretenido y hasta emocionante por partes. Creo que la opinión de boca en boca que sus aficionados le tenían me he quedado más presente que el trabajo en general. Y es que Sherlock Holmes es una referencia, un ícono y una marca registrada, adjetivos que sin lugar a dudas se ha ganado a pulso. Eso sí, con el impulso de un conjunto de lectores que le profesan una devoción y una lealtad soberbia.

¿Me pregunto que pensaran del inminente estreno de una cinta más sobre el admirado detective, de la mano de Guy Ritchie?

A pesar de que muchos aseguran que es el Holmes más apegado al texto y sin ser un conocedor, uno puede tener una opinión (que por lo común raya en el absurdo ante la ignorancia) La primera idea que me vino a la mente después de ver el primer avance de la nueva aventura cinematográfica, llamada únicamente Sherlock Holmes, fue de deja vu. Esto ya lo había visto antes, pensé. Y las similitudes tan evidentes (para mi) me llevaron a aquel éxito que fue Pirates of the Caribbean (Verbinski, 2003) Lo que no estaría mal, porque a pesar de ahora ser recordada con mucho desdén, la cinta original que presentaba a Jack Sparrow es adictivamente entretenida. El problema es que esta cinta, protagonizada por Robert Downey Jr., no recuerda a ese palomazo, recuerda a sus infumables e infames secuelas, en especial, la tercera y forzadísima parte de la trilogía (hasta el momento, porque ya hay planes de hacer una más, un guión construido a base de Sparrow y no una historia que revelaba a un carismático personaje)

Pa’ pronto, que chafa se ve la próxima cinta de Ritchie (¿quiso copiar Snatch?) aunque desde luego, es solo el avance (capaz que es una joyita y uno es prejuicioso)

Y aprovechando que uno esta añorando la infancia, estoy seguro que muchos (muchísimos) recuerdan la vieja serie televisiva llamada V (1984), conocida por estos lares como “Invasión Extraterrestre”. Hay mucho que recordar. Las noches cuando emitían un capítulo nuevo, lo enamorados que estábamos de niños con la guapa villana, y desde luego el hecho de que los invasores escondían, tras su traje humano, una piel de lagartos que a todo mundo impresiono.

Se habían tardado, no hay que negarlo, para planear y lanzar una nueva visión de esa serie, que por cierto no tuvo final, fue suspendida súbitamente. La nueva V:The Series (2009) espera no correr con la misma suerte, proponiendo una propuesta similar, muy actualizada y quizá demasiado dramática. Se esta tomando muy en serio. La serie del 84 indudablemente ha envejecido mal (muy mal, si recuerdo haber revisado recientemente sus 3 episodios iníciales) pero contiene demasiada nostalgia para hacerla a un lado. Contra eso tendrá que batallar una serie que pretende muchas cosas a la vez: un drama realista sobre la postura de la humanidad ante la llegada de invasores de otro planeta, llenar el gigantesco hueco de la ciencia ficción en televisión que dejó Galactica, atraer con el frenetismo característico a fanáticos de series (que han perdido) como Lost, Heroes, y sobre todo, llevar un lugar común a una propuesta interesante.

El avance ya deja de que hablar, ha animado a detractores y defensores. Y no esta de más, provoca un genuino interés. Pa’ pronto, se ve re-buena

Píldora azul, píldora azul


Por el año 2002, ya había una saturación de todos aquellos que querían o pretendían emular el estilo visual de una cinta menospreciada por los estudios (estrenada en Marzo) que se convirtió en un fenómeno y referente que ni sus creadores fueron capaces de controlar (o detener) Cuanta producción visual y auditiva llevaba el concepto, ya sea como simple copia o un derivado muy poco sutil. Comerciales, videoclips, parodias, literatura, comics y por supuesto, muchas cintas querían ser la expansión a ese universo visual creado (a medias) en 1999, por la cinta, ahora de culto, Matrix

Expansión, de lejos, visual, porque narrativamente, aunque la cinta original pecaba en muchos rincones de insípida, Matrix llevaba un concepto común y ordinario a toda una congregación de adictos a la tecnología que la recibieron con los brazos abiertos. El futuro se mostraba francamente desolador y desmedidamente atractivo. Uno podía modelarse como un personaje en un juego de rol, con todos los atributos y ninguna limitación, todos eran los elegidos, los especiales controladores de una red diseñada para satisfacer carencias, pero especialmente todos decidían su recorrido, su píldora, el engaño con adornos o la realidad poco atemorizante (más bien, rutinaria) En retrospectiva, la cinta ha ido perdiendo vigencia, en parte debido a su inesperado éxito e influencia y en otra a sus muy limitadas secuelas que solo sirvieron para detallar efectos especiales que no se incluían en la original.

Como sea el caso, Matrix ha servido de influencia en diferentes modelos que descubrieron el “easy money shot” ya sea en cuanto al concepto de sus encuadres, como al estilo del futuro que vislumbra. Para muestra, dos cintas, en apariencia diferentes, Equilibrium (Dir. Kurt Wimmer) y Cypher (Dir. Vincenzo Natali) estrenadas en 2002, que tienen mucho más en común de lo que esperaban, y a su vez con la cinta de los hermanos Wachowski.

El planteamiento

En Equilibrium, el personaje es Preston (Christian Bale) un robotizado miembro destacado de las fuerzas de orden y paz (o clérigos como les llaman) que se dedican a suprimir todo aquello que ha causado sufrimiento y destrucción a la humanidad: los sentimientos. En este futuro se considera prohibido sentir, cuya regulación se da a base de drogas, represiones e incineraciones. Poseer un libro, una obra, una pieza musical que inviten a la libre provocación de sensaciones es castigado, condenado y destruido (elemento y portador) Preston es un habilidoso policía-samurái, inmune a los daños que hace, pero también inconsciente de las ordenes que cumple, dictadas por una entidad que lo controla como marioneta.

Cypher tiene como personaje central a Morgan Sullivan (Jeremy Northam), un robotizado contador con pocas aspiraciones y muchas desilusiones que, debido a sus aptitudes, es reclutado por una pulcra organización de espionaje. Sin conocer exactamente en lo que se ha involucrado, Morgan poco a poco será controlado por una (o varias) corporación que enfoca su experimentación en la reacción que la persona tiene al instruirle diferentes identidades. Morgan y el resto de los empleados no actúan a voluntad propia, simplemente son probados por una entidad que esta en cada rincón.

El conflicto

Preston no entiende porque los demás tienen la tentación de sucumbir en lo prohibido, en el sentir, especialmente cuando tiene que confrontar a su compañero de muchos años quien ha decidido experimentar lo que no debe. Una acción tan incidental, como tirar su dosis diaria de droga que reprime sensaciones, lo lleva a capturar a una mujer que lo expone a descubrir las motivaciones de cada sensación que jamás antes había experimentado, acción que lo lleva a cuestionarse, primero como individuo y después como el grupo enemigo.

Del otro lado, el personaje de Morgan tampoco entiende a que se debe las recurrentes pesadillas y dolores que se le han presentado espontáneamente. Visiones que le provocan cuestionarse su posición en el mundo, tanto de su relación con los demás, como de su propia persona. Pronto conoce a una mujer que le levanta mayores cuestionamientos, interrogantes que le llevarán a descubrir de qué forma esta siendo manipulado en una operación que parece ser mucho más relevante de lo que creía.

La búsqueda

Preston tiene la orden de buscar y eliminar a la cada vez más popular Resistencia, aquellos renegados que se niegan a seguir ordenes y suprimir sentimientos. Aunque de inicio Preston no comprende la función de tal organización, eventualmente forma parte de su propio plan: la muerte de la entidad controladora (muy al estilo Big Brother) llamada simplemente “Padre”, cuya relación con el protagonista es clave en el desenlace.

Mientras tanto, Morgan tiene la orden de obtener datos de una organización rival de espionaje, aunque no comprende que finalidad tiene la preciada información, entiende que el éxito de la misión le revelará mucho más de su persona, de su identidad. En la búsqueda descubre la existencia de una persona que esta controlando todos los hilos, un hombre llamado Sebastian Rooks, cuya relación con Morgan es clave en el desenlace.

La resolución

Finalmente Preston es capaz de contactar a la supuesta resistencia contra la que había batallado durante mucho tiempo. Pudo haber bloqueado las sensaciones, pero jamás los recuerdos, cuya principal razón de existencia es revivirle el momento, las acciones y las sensaciones, como lo demuestra su vigilante, Robbie, su hijo, sirviendo como la guía fundamental que necesita para confrontar a la entidad dominante de la sociedad. Sin embargo, todo formaba parte de una trampa mayor, una a la que Preston ha caído sin opción, que de cualquier manera le produce una transformación para cumplir su objetivo, de forma espectacular.

Morgan recupera la información, ha terminado su trabajo, pero sigue sin descubrir quien es el tal Rooks, ni quien es él mismo. Después de recibir el impulso que necesitaba, gracias a su vigilante, Rita, ha llegado a un lugar donde espera encontrar todas las respuestas. Sin embargo, todo formaba parte de una gigantesca trampa, una que Morgan ha creado para caer en ella, situación que de cualquier manera le produce una completa transformación para cumplir un objetivo, que no sabía propio, de forma espectacular.

Tons…

Uno podría encontrar similitudes entre estas dos cintas y muchas más, tanto en forma como en contenido. Pero no es casual ni fortuito que dos cintas conceptualizadas dentro del género de ciencia ficción aparezcan casi de forma simultánea, presentando planteamientos muy similares, que directa o indirectamente descienden de la Matrix original.

De ninguna manera, la cinta de los Wachowski inauguro un género ni presento una ficción nunca antes vista (es un pastiche de muchas fuentes) Lo que si propicio es un catalogo de propuestas visuales empatadas y narrativas que situaban el camino del héroe en un futuro muy ordenado, muy organizado que en realidad fungía como pantalla de una entidad controladora que no quisieron llamarle destino (aunque en lo fundamental lo fuera)

La idea parte de muchas propuestas previas (porque ahora resulta que todos son inspirados por Kurosawa) lo que es una realidad es que tanto Equilibrium como Cypher sufren de esa tendencia, una que no pretendía revolucionar conceptos (como lo hizo con los efectos especiales) sino plantear opciones visuales menos estancadas. La realidad es que la temática de ambas cintas contiene las mismas dosis de interés e inspiración, como de aburrimiento y es una pena viéndolo a la distancia, planteando mismas narraciones en otra dimensión, en otra armonía, el funcionamiento hubiera sido completamente diferente.

Una similitud más es la vida de la película misma. No hicieron ruido, nadie pareció interesado y nadie las tomo en serio. Natali (director de la venerada Cube, 1997) encontró mayor fortuna en el mercado asiático y en una limitadísima distribución en formato casero. Wimmer siguió escribiendo guiones de encargo (como The Recruit, 2003) y le intento de nuevo con la misma tendencia visual, solo que ahora sin un guión, vía Ultraviolet (2006)

De cualquier forma, estimo que en unos años ambas cintas volverán a resurgir, para ser analizadas, cuestionadas y quizá hasta respetadas. Aunque pronto volverán a ser sepultadas por las nuevas copias que pretendan similares conceptos. Todo parte de un punto y regresa al mismo. Ya lo decía Ronald D. Moore, con el tagline de la maravillosa última temporada de Battlestar Galactica: “it’s happened before and it will happen again”