Ataque de panico


Noticia nueva, noticia vieja, en el Variety se daba la nota, a finales de noviembre, que a todos mantuvo en suspenso por más de un minuto (y eso es mucho para los suscriptores y lectores) El popular director de Spider-Man 1, 2 y 3 (próximamente 4,5 y 6) Sam Raimi y casa productora (Ghost House) cerraba el trato donde se compraba idea y creador de un cortometraje para realizar su correspondiente largometraje, cosa habitual. Pero resultaba que el director del corto sensación de youtube era un completo desconocido (al menos para los estudios) latinoamericano, que había levantado un corto por menos de 500 dólares y creado lo que parecía una épica de millones de pesos. El trato le aseguraba un millón de dólares para realizar el largometraje, el apadrinamiento de Raimi y la entrada a las supuestas grandes ligas (porque muchos quieren ser ubicados solamente en el círculo de arte, ¿verdad?)

El afortunado responde al nombre de Fede Álvarez, miembro ahora honorario de la casa de post-producción uruguaya Aparato. Y por el momento esta en esa opinión contradictoria de los usuarios de Internet. Quienes lo aman y quienes lo odian. Unos deseándole suerte en su enfrentamiento con los poderosos y dictatoriales estudios norteamericanos, otros preguntándose si necesitamos más “disaster porn” (textual, eh)

Álvarez se ha convertido en la envidia de los aspirantes a cineastas, cineastas frustrados y anexos de todo el mundo, con su cortometraje Ataque de Pánico. Para un novato, el máximo trato rodea los 250,000 dólares y conlleva un costo muy elevado, del cual no vamos a hablar. El director y animador uruguayo parece que se ha sacado la lotería. Pero la queja más constante (y probablemente sea la misma razón para tal resultado del trato) es el costo del cortometraje. Estamos ante cuatro escasos minutos de una invasión mecánica, no sabemos si de este u otro mundo, liderada por gigantescos robots, que terminan destruyendo la ciudad de Montevideo y todo aquel que la habita.

No es de ningún modo sorpresa que el futuro que muchos temían sea ya casi una realidad. La accesibilidad del HD ha hecho posible que cualquiera pueda agarrar una cámara para grabar un video de respetable calidad con recursos más moderados y tener esos 15 minutos de fama que todos buscamos. Los más tradicionales siempre odiaran ese concepto, el cine parece ser exclusivo de una elite, que con los años se degrada más y cuyos integrantes no importa si están preparados, estudiados o cuando menos tienen la meticulosidad para dedicarse de lleno a una profesión que lo demanda todo. Nunca será lo mismo escuchar el carrete de una cámara de 35 o de 16 (vamos, hasta la super8) a la supuesta simpleza de un MiniDV, un disco duro o una captura directa en el ordenador, pero la última opción parece ser menos elitista.

La tecnología siempre encontrará detractores y probablemente sea lo mejor. Es bastante plausible el ejemplo de Álvarez. Quiero suponer que el video formaba parte del Reel de la casa de post y que, en base a la calidad, gozó de mucha suerte para tocar primero las puertas de Kanye West y posteriormente el interés de Sam Raimi.

Para los quejumbrosos, no, definitivamente no costo 500 dólares (no se emocionen) El video grabado en digital (desconozco que cámara, pero por la resolución debe ser una Sony o una Panasonic Full HD) recarga todo su peso en uno de los software más actual, accesible y poderoso que hay en el mercado. Suponiendo que se trate del AfterEffects, el puro modulo del programa más austero cuesta cuando menos el doble, ya no hablemos de todos los plug-ins y filtros que demanda toda la acción de los robots, más un programa diferente para la captura y otro más para la mezcla de audio.

La respuesta más simple procedería (y solo estoy asumiendo) que todo el equipo de post, la cámara y demás detalles técnicos eran ya propiedad del estudio en cuestión y seguramente los 500 dólares fueron para los casetes, la filmación con algunos extras y hasta el catering. Aún así, el costo total del cortometraje no se le acerca al costo de un solo minuto del mega bodrio Transformers 2. Y el fenómeno parece repetirse. Ahí esta Paranormal Activity, con una producción de 15,000 dólares, donde seguramente la mitad del presupuesto fue a parar en el costo de la cámara (hubiera sido interesante que le hubieran invertido más al guión)

Personalmente, me parece más que positivo estos fenómenos. Se llama pro-actividad. Ese raro fenómeno de tomar la iniciativa, ante cualquier contingencia y lograr que las cosas sucedan bajo términos personales. El video me gusto. Esperemos ver que sucede cuando una versión más larga y costosa llegue a las salas (en ese proceso donde la inventiva y la creatividad generalmente se pierden)

2 comentarios:

Cotu dijo...

es genial me ha encantado, ahora cohicido contigo en que esto en la pantalla grande no tiene argumento, no es más que destrucción por destrucción. Y algo más habrá costado, qeu sus extras y escenas exteriores tiene....

Srta. Maquiavélica dijo...

mmm niño de 5 minutos de fama¡¡¡apoco si tiene mucho trabajo q ya no escribi tan seguido?? no se cotice¡¡¡
besos y conteste mis mensajessssssssss mala onda