Drag me to hell...

Siempre he encontrado algo interesante en la filmografía de Sam Raimi. Como un famoso cliché, el cineasta inicio su aventura desde muy joven filmando cintas caseras en Super 8, con la ayuda de su hermano Ted y su amigo de la infancia, Bruce Campbell.

Después de tres cortometrajes, Raimi logro conseguir el financiamiento para su primera cinta, que se convertiría en la más legendaria de sus creaciones: The Evil Dead (1981) La anécdota que involucraba a varios jóvenes encerrados en una cabaña que tienen el mal tino de jugar con una grabación que despertaba espíritus, le permitió crear una de las cintas de culto más respetadas de la historia, aunque el éxito y el reconocimiento no sería inmediato. Ningún estudio norteamericano deseaba adquirir una cinta tan violenta y no encontraban la forma de hacerla redituable. Un estudio europeo le entro al quite y la cinta fue medianamente exitosa, pero igualmente prohibida bajo diferentes argumentos (que por supuesto incluían a ese árbol lujurioso y misógino)

Aunque Raimi tardo un año y medio para terminar la cinta (muy en el estilo de Peter Jackson y su Bad Taste), varios actores se fueron y eran reemplazados por cartones, la experiencia pudo ser del tipo soul crushing, el director sabía que había creado algo diferente, algo que no debía abandonar tan pronto y algo que le regresaría el esfuerzo si esperaba pacientemente. Raimi y su creación fueron alabados por la crítica, por festivales y por Stephen King, lo que le dio el impulso que necesitaba no solo la película, sino su terco realizador.

Después de un remake de su opera prima (que le dicen secuela), Raimi adquirió mucha pericia y se aventó a dirigir la historia de “otro” superhéroe, Darkman (1990) una cinta enfermizamente entretenida que generaba interés en la joven carrera del realizador. Vino su regreso al mundo de Ash con la pachequez llamada Army of Darkness (1992), final de la trilogía de Evil Dead y que también significaba la pausa momentánea del genero y la introducción a otro.

En este punto, me pregunto ¿fue por Sharon Stone? The Quick and the Dead (1995) ubicaba a Raimi adentrándose en ese peligroso terreno del western, uno que parecía haber contado todas las historias posibles. Con reparto de lujo (la Stone, Russell Crowe, Gene Hackman, Leonardo DiCaprio, Gary Sinise, entre otros) esta cinta del director es una de las más menospreciadas y subvaloradas en su haber. Malinterpretada como vehículo de lucimiento para la actriz, el concepto fue tan teórico, que pocos pudieron quejarse de su impecable ejecución y si alardearon sobre su lineal historia (había leído que era un Mortal Kombat in the West) La verdad es que Raimi probo que sabía desarrollar historias a base de montajes, a veces con poca narrativa, pero siempre mucha estructura.

Aún antes de su catapulta a la fama, Raimi se lanzaba al thriller en forma de drama (o al drama en forma de thriller) con su alabada A Simple Plan (1998) basada en la novela de Scott Smith. Sin revelar mucho de la cinta, tengo que reconocer que me parece muy sobrevalorada, nuevamente Raimi mostraba un dominio del lenguaje cinematográfico, que incluso parece rebasaba sus historias. Un año después se estrenaba For love of the Game, que con el tiempo y los comentarios, tendría que convertirla en un placer culpable. El paralelismo que provoca con el deporte y la vida de un profesional casi caduco demostró que la idea podía ser fluida y coherente, sin adornos ni indiferencia, pero si con glorias enfrentadas a las penas (el momento posterior al partido es totalmente opuesto a lo que uno esperaría: desolador)

Poco después, su siguiente película sería otra muy vistosa llamada The Gift (2000) que de nuevo presumía un reparto estelar y sobre todo rebasaba el común del entretenimiento de un forma extraña. The Gift coqueteaba con lo sobrenatural, con el drama, con la soledad, enfrentaba a sus propios personajes con enigmas que rayaban en el estereotipo y con situaciones que se vislumbraban obligadas. Y sin embargo funciona. Sin ser uno de sus momentos más inspirados, la cinta es palomera sin ser corriente, sin ser un compilado de situaciones que se tropiezan en su desarrollo.

Dos años más tarde, 21 años después de su Evil Dead, Raimi por fin sería estudiado. Sus cintas duplicaron su valor y se lanzaron apresuradas ediciones especiales de su filmografía para que todos conocieran su trabajo. En 2002, Raimi condenso la aventura, el romance, los tropiezos y la maduración de un emblemático personaje y filmo uno de los tours más espectaculares por una ciudad, un New York que aún trataba de recuperarse de ese Septiembre del 2001. Spider-Man (2002) mostraba lo más colorido de una ciudad muy lastimada, lo más optimista de una sociedad muy paranoica y lo más heroico de un personaje aislado, carente de egoísmos. Todo esto, por supuesto, disfrazado en la historia del héroe de historietas más familiar e identificable con el público.

Después de realizar una secuela muy superior y sobrevivir a una tercera parte, por decir lo menos, mediocre, Sam Raimi se tomo un descanso, durante el cual algo de su primera cinta le llamaba de nuevo.

Drag me to Hell (2009) se sostiene en muchas premisas y especulaciones. Quizá el error es esperar el regreso (no se cual, si nunca se fue) del Raimi más visceral y libre de ataduras. Sería muy injusto descalificar al director por su más reciente tropiezo, aunque bien dicen que siempre serás calificado por lo último que has hecho. Sam Raimi siempre se ha mostrado en forma y capaz de asumir un reto, a pesar de los muchos detractores que arrastra.

La cinta puede o no funcionar. Por la forma del avance, todo el asunto se prevé demasiado serio. Pero el fondo, lo revelado de la trama, parece ser mucho más ligera y desmadrosa. Indudablemente siguen siendo muchas las expectativas y nunca podrá complacer a todo el público (aunque es una prueba para saber si es buena idea volver a realizar Evil Dead) Pero siendo Raimi, promete algo más que un mero trámite. Promete no ser del montón.

5 comentarios:

@duendecallejero dijo...

A pesar de mi gusto por los Evil Deads, por Darkman y por esa casi desconocida película, mi favorita por cierto: Crimewave (de 1985, con guión de sus ex-chambones compinches, utileros, dobles y hasta jala cables: los hermanos Cohen, a los que inició en el cine con el primer Evil Dead), la carrera de Raimi es uno de esos abismos negros a los que regularmente no me asomo. Quizá sea el único que no espera ni con gusto, ni con disgusto ese Drag me to Hell... Lo siento: con Spiderman pasaron dos cosas... Primero, no volví a abrir un cómic del Hombre Araña (de mis favoritos), segundo: comprendí que lo que hiciera o dejara de hacer Raimi, aunque fuera otra de Evil Dead, simplemente me había dejado de importar.

En fin... Ya me dieron ganas de recibir descargas eléctricas... Jo... Todos los locos somos otro cosmos... Jo... Esta noche función doble: Crimewave y Shocker del tal Craven. Gracias por recordarme esas películas

Joel Meza dijo...

Yo no he visto ninguna de Evil Dead y sigo tan campante.
Algún día.
Darkman, A Simple Plan y Spiderman 2 sí y me gustan mucho, pero sólo las he visto una vez.

Joel Meza dijo...

(Fuera de tema:
Ya ves, Sergio, el domingo contra Corea en San Diego. A ver si puedo...)

Igor Von Slaughterstein dijo...

Un buen repaso, sin duda. Y geniales algunas de las fotos!!! La verdad es que siempre le tendremos cariño a Raimi, pero alguno de sus Spidermans son infumables (el tercero sobre todo). Y "Un Plan Sencillo" me gustó también.

A su gloriosa carrera anterior solo cabe dedicarle elogios.

Saludos!!

adayin dijo...

Duende: ¡¡Shocker!! Ni me acordaba. Ooohh, peliculon!!! La que mencionas de Raimi la verdad no la vi, pero por ahí se donde encontrarla. Yo nunca abri muchos comics de SpiderMan, nunca fue mi favorito, quiza por eso no me siento tan aludido.

Joel: Ya viste, pura pena dieron

Igor: Si, es por encima de todo, sentimental la onda. Igual hasta por eso medio tragamos la tercera de Spiderman (medio)