Top Ten: Cine. 1

Top Ten: Cine. 1

Wall-E
(Ídem, 2008)
Dir. Andrew Stanton
Guión: Andrew Stanton y Jim Reardon.


Con adornos y adulaciones de por medio, la realidad es que las cintas de Pixar no son estrictamente “bonitas”, destinas en exclusiva para el público infantil. Casi han desaparecido los animales parlanchines y princesas en peligro del más clásico cine de Disney. Pixar se empeña en los detalles, en los objetos inanimados con personalidad propia, miedos y fracasos. Historias que a veces muestran una realidad muy triste y desesperanzadora. Algunos le llaman “oscuras”. El cine animado nunca carece de interés y sin embargo, en lo personal me parecía indiferente. Crecí y las etiquete como películas infantiles, punto. Como a cualquiera, me divertían plenamente, pero no implicaban nada más.

Cientos de críticos ya han colocado a esta como la mejor película del año y no pocos la han llamado fraudulenta y sobrevalorada. Hay espacio para toda opinión, por fortuna. Pero es una de las películas que más aspectos personales me ha arrebatado y mostrado sin mucha discreción. Y era desde el lema, el tag-line. Aquello que le daba significado a hacer una actividad repetitiva para accidentalmente toparse con lo que en realidad esta diseñado para cada uno. El destino que queramos creer (o pensemos que existe) esta ahí, cada momento, cada duda, cada decisión, compañía y villano.

Ese robot ha hecho lo que yo no he podido hacer y tampoco he visto en alguien más (hasta ahora). Revelarse su propio miedo a la evolución y resolver que no es imposible esquivarlo. Deja de ser cine, deja de ser animación y deja de ser mero entretenimiento. El deseo principal no es la reflexión ambientalista o la humanidad encaminada a un conformismo desmedido. El deseo es generar atención a lo más importante, los detalles, que siempre acompañan al portador. Por más esperanzas que se pierdan a diario no desaparecen por completo. La capacidad de convencer al público a creer en una historia de amor de dos robots confirma que también existe la capacidad de creer en ilusiones que se creen obsoletas

No, nunca he llorado en el cine. Pero cuando suenan las primeras notas de La Vie en Rosa de Louis Armstrong, la imagen ya no es de una pantalla, es la compleja mezcla de lo mejor y lo peor de la vida, es un reflejo de los sentimientos que tenemos y la atención que les ponemos. Y casi. Casi lo logró.